La enfermedad de Paget es un trastorno crónico del hueso. Es la enfermedad metabólica más frecuente después de la osteoporosis. Muchas veces la patología es asintomática y se suele descubrir de forma incidental. Raramente aparece antes de los 40 años, su frecuencia aumenta con la edad, y es más común en hombres que en mujeres.
En el esqueleto normal de una persona adulta, la homeóstasis (la capacidad del organismo para mantenerse en equilibrio) se mantiene por el equilibrio entre la actividad resortiva del hueso por parte del osteoclasto (célula que reabsorbe y remodela el hueso) y la actividad formadora del osteoblasto (célula encargada de sintetizar el colágeno y la matriz ósea). En la enfermedad de Paget, la función del osteoclasto se encuentra anormalmente aumentada y, como compensación, el osteoblasto elabora más hueso. Este hueso resultante es estructuralmente débil y deformado, con un mayor riesgo de fractura, y puede alterar los órganos adyacentes.
Aunque cualquier hueso se puede ver afectado, los huesos que con más frecuencia se ven afectados por la enfermedad de paget son:
- La pelvis (70%).
- El fémur (55%).
- La columna lumbar (53%).
- El cráneo (42%).
- La tibia (32%).
Causas.
La causa de la enfermedad de Paget es desconocida, aunque se puede deber a factores genéticos o a una infección viral durante la infancia.
Síntomas.
Se debe tener en cuenta que la mayoría de las personas que padecen la enfermedad de Paget son asintomáticas. De presentarse, los síntomas pueden abarcar:
- Dolor o rigidez articular y cervicalgia (puede ser intenso y prolongado).
- Arqueamiento de las piernas y otras deformidades visibles.
- Aumento del tamaño del cráneo o deformidades craneales.
- Fracturas.
- Cefalea.
- Hipoacusia.
- Disminución de la estatura.
- Aumento de la temperatura en las zonas afectadas.