La incontinencia fecal es la pérdida involuntaria de materia fecal sólida, líquida o gaseosa, que afecta a personas mayores de 4 años y durante un tiempo superior a un mes. Éste es un problema común que afecta a una proporción importante de la población y que deteriora la calidad de vida de las personas la padecen.
Inicialmente, la pérdida involuntaria de gases y heces generan incomodidad social y higiénica y la necesidad de emplear absorbentes o de realizarse cambios frecuentes de ropa. Con el tiempo, la incontinencia fecal conduce a una disminución de la autoestima, aislamiento social, un deterioro de las actividades de la vida diaria, ansiedad y/o depresión.
Por ello es recomendable que la persona que padece incontinencia fecal acuda a un fisioterapeuta para buscar la solución que mejor se adapte a su caso y, de este modo, evitar el deterioro psicosocial que esta patología puede provocar.
Causas.
Las causas más frecuentes de la incontinencia fecal son:
- Causas neurológicas centrales o periféricas: tumores cerebrales, espina bífida, accidente cerebrovascular, daño del nervio pudendo, etc.
- Congénitas: ano imperforado o agenesia rectal.
- Ciertas enfermedades degenerativas, como la diabetes.
- Traumatismos obstétricos y problemas ginecológicos: feto macrosómico, uso de fórceps, episiotomías mediales, posicionamiento uterino en retroversión.
- Traumatismos directos, como daños derivados de la fractura de la pelvis.
- Recto irradiado después de recibir tratamiento de radioterapia.
- Recto fibroso.
- Cirugía de recto.
- Demencia.
- Algunas enfermedades psiquiátricas.
Tratamiento de fisioterapia.
Aunque actualmente disponemos de un ámplio abanico de opciones terapéuticas para tratar la incontinencia fecal, nos vamos a centrar en el tratamiento de fisioterapia.
En el campo de la fisioterapia se aborda la incontinencia fecal de un modo conservador, usando técnicas de reeducación como el biofeedback, la electroestimulación, el balón rectal y una serie de ejercicios, entre ellos la gimnasia abdominal hipopresiva, que ayudarán al paciente a tener un mayor control sobre la continencia anal. Además de estas técnicas, es muy importante que el paciente siga unas pautas dietéticas para evitar la producción de gases, así como una corrección de la maniobra de defecación que puede estar debilitando el suelo pélvico y favoreciendo la aparición de prolapsos rectales.