La propiocepción es el sentido que informa a nuestro organismo de la posición de los músculos, es decir, es la capacidad que tiene nuestro organismo para sentir las partes corporales contiguas. La propiocepción regula la dirección y el rango de movimiento, permite reacciones y respuestas automáticas, interviene en el desarrollo del esquema corporal y en la relación de éste con el espacio, sustentando la acción motora planificada. Otras funciones en las que ésta actúa de forma más autónoma son: el control del equilibrio, la coordinación de ambos lados corporales, el mantenimiento del nivel de alerta del sistema nervioso y la influencia en el desarrollo emocional y del comportamiento.
Prevención de recaídas en el esguince de tobillo mediante el tratamiento propioceptivo.
Uno de los problemas más frecuentes en las personas que realizan deporte son las lesiones de tobillo. Este tipo de lesiones tienen un riesgo añadido ya que aumentan las posibilidades de padecer recaídas. El nivel de capacidad propioceptiva de la persona interviene en el riesgo de aumento de recaídas en el esguince de tobillo.
En este caso, la capacidad propioceptiva consiste en saber pisar de forma adecuada sobre cualquier superficie sin aumentar el gasto energético y sin que se produzcan lesiones articulares, ya sean de tobillo o de rodilla.
Para quienes padecen esguinces de tobillo existen técnicas de rehabilitación que consisten en reducir la posibilidad de volver a padecer un esguince en un tobillo que ya ha sido lesionado anteriormente. Esta técnica se denomina entrenamiento propioceptivo, siendo muy eficaz en este tipo de lesiones.
En el entrenamiento propioceptivo se trabajan dos aspectos fundamentales: la coordinación y la fuerza. De esta forma, se consigue mejorar la capacidad de reflejo, de orientación o el sentido del ritmo. El objetivo de este entrenamiento es poder prevenir situaciones imprevistas que sugieran un riesgo de lesión.
