Correr se ha convertido en un hábito saludable que está siendo adoptado por un número creciente de personas. No obstante, los corredores no están exentos de padecer lesiones durante la práctica deportiva o derivadas de ella. Aquí describiremos algunas de las lesiones típicas del corredor:
Síndrome de la cintilla iliotibial (rodilla del corredor).
Esta lesión puede producirse como consecuencia de correr demasiado o por superficies demasiado duras, provocando una inflamación de la cintilla iliotibial. Esta lesión puede provocar un tipo de dolor muy molesto y habitual entre los adictos al running.
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Fascitis plantar.
Es una lesión muy típica entre los corredores. La fascia, que es una banda compuesta por tejido fibroso que va desde el talón hasta los dedos de los pies, se inflama a causa de los impactos que sufre el pie durante la carrera.
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Tendinitis rotuliana.
Esta lesión se produce como consecuencia de la inflamación del tendón rotuliano. Este tendón es el que más sufre durante el running, ya que amortigua los impactos producidos durante la carrera.
Es una de las lesiones más típicas entre los corredores. Esta lesión puede producirse, especialmente, durante los entrenamientos. Se trata de la rotura de las fibras que componen el músculo.
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Contracturas.
Consisten en contracciones persistentes e involuntarias del músculo como consecuencia de la sobrecarga muscular, adopción de malos hábitos posturales o derivada de una lesión primaria, es decir, de una lesión que provoca un uso anormal del músculo de la zona afectada.
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Periostitis del tibial anterior.
Es una lesión que se presenta con mucha frecuencia entre los corredores, especialmente en los de fondo y mediofondo. La periostitis es una inflamación, que puede ser aguda o crónica, del periostio (membrana fibrosa-vascular que recubre los huesos, especialmente la tibia). Los síntomas son dolor e inflamación en la cara antero-interna de la pierna que surgen, especialmente, cuando la persona está corriendo.
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Agujetas.
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Elongación (tirón) muscular.
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Bursitis.
La bursitis se produce cuando unas bolsitas, llamadas bursa, se inflaman o irritan, provocando dolor. La bursa se localiza en lugares corporales donde hay puntos de roce, como en los huesos, tendones y músculos. La bursa ayuda a realizar el movimiento natural de las articulaciones y evitar fricciones entre ellas. La bursitis es el resultado del uso excesivo de una articulación, de heridas, gota, seudogota, artritis o infecciones.
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Fracturas de estrés.