El estrés aumenta el riesgo de padecer dolor, principalmente porque facilita la aparición de contracturas musculares, disminuye el umbral del dolor y suele ir acompañado de una actitud negativa ante este dolor. Lo aconsejable es resolver esta situación o factor que provoca estrés, aunque también se puede contrarrestar sus efectos realizando actividad física y siguiendo las normas de higiene postural.
El estrés altera el estado de las neuronas que controlan el funcionamiento de los músculos, facilitando su contractura. Ante esta situación, la contractura muscular puede aparecer después de realizar esfuerzos musculares muy pequeños o, incluso, de forma espontánea y desarrollar episodios dolorosos.
Factores de riesgo que aumentan el dolor en las personas estresadas:
- Las neuronas se activan cuando hay estrés, de forma que éste puede disminuir el umbral del dolor y hacer que su intensidad se perciba como mayor de lo que realmente es.
- El estrés puede facilitar una actitud ante el dolor que aumenta el riesgo de que éste persista durante más tiempo. Esta actitud consiste en:
- Negatividad ante el dolor, asumiendo que éste va a persistir y limitando la calidad de vida de forma permanente.
- Miedo al dolor o disminución de la actividad física, abuso de la medicación sintomática y interrupción de las acividades que provocan el aumento de dolor, pudiendo llegar a interrumpir las actividades físicas que no lo provocan.
- Desconfianza en uno mismo para controlar el dolor.