Las articulaciones formadas entre las vértebras se denominan articulaciones facetarias. Como consecuencia de la edad o del desgaste de las superficies articulares, los huesos padecen cambios degenerativos y se deslizan unos sobre otros, produciendo fricción y limitaciones.

 

Las consecuencias de este desgaste son la degradación de los cartílagos articulares y, en algunos casos, la subluxación de la zona trasera de la cápsula de la articulación facetaria. Este proceso conduce a una irritación de las articulaciones llamada síndrome facetario.

 

Signos y síntomas

 

El síntoma más común en el síndrome facetario es el dolor en la región lumbar de la columna vertebral, las nalgas, la ingle y la zona posterior del muslo.

 

El dolor suele aumentar con la hiperextensión, la inclinación y la rotación contralateral, cuando se está en bipedestación durante un periodo prolongado de tiempo y, generalmente, en todas aquellas actividades en las que la articulación se encuentre comprimida.

 

Tipos de tratamiento

 

El tratamiento conservador del síndrome facetario consiste en la fisioterapia. Se pueden emplear técnicas de electroterapia en combinación con el reposicionamiento de las articulaciones, mediante movilizaciones de la columna vertebral y diversas técnicas manuales empleadas por el fisioterapeuta. También se pueden pautar ejercicios de flexibilización y fortalecimiento muscular.

 

La terapia invasiva consiste en la infiltración de fármacos anestésicos y cortisona a nivel articular. Este tipo de tratamiento solo se encuentra indicado en caso de fracaso del tratamiento de fisioterapia, aunque solo se aplica en casos específicos.

 

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